Que nadie se asuste, no voy a hablar de política, al menos de la política en mayúsculas.
Basta solo con mirar a nuestro alrededor para comprobar que las cosas han cambiado. En este siglo XXI en el que vivimos no todos parecen saberlo y muchos se aferran a viejos modelos que antaño dieron excelentes resultados.
Pero aceptémoslo, como magistralmente expone Daniel H. Pink en su libro Una nueva mente, si el siglo XVIII fue el siglo de la revolución agrícola, el XIX de la Industrial y el XX de las TIC, el XXI será la era de la Revolución Conceptual. Las empresas requerirán (ya lo hacen) trabajadores en los que estén presentes capacidades hasta ahora menos valoradas, como la creatividad, la empatía o la visión global de negocio y mercados.
Se impone el desarrollo de las personas como estrategia para poder competir en los mercados. Sin equipos humanos implicados y comprometidos con el objetivo empresarial, difícilmente las empresas podrán sobrevivir. Lograr la implicación significa, como expone Silvia Damiano en su obra Implícame, “poner tu cabeza y tu corazón en lo que haces y amarlo”. La tarea se nos antoja no precisamente sencilla de lograr. Es aquí donde la psicología y el coaching, como conjunto de técnicas, tienen mucho que aportar.
Ciertamente, vivimos tiempos de cambios. Para conocer un poco mejor la nueva realidad en la que nos movemos, recomiendo una lectura detenida de ambos libros. Obras que nos demuestran que, a pesar de un incierto presente, hay oportunidades para quien está preparado.