Una presencia prolongada de estrés en el organismo puede desembocar en lo que se conoce como Síndrome de Burnout. Las consecuencias de este mal van más allá de un deterioro de la salud física y mental de las personas. "Estar quemado" afecta severamente a nuestro rol profesional, impidiéndonos desarrollar con eficacia nuestro trabajo. Pero no solo eso: el compromiso y motivación del resto del equipo puede verse influido. Si tu colaborador está "quemado", también puede "quemar" a los demás. Por ello, prevenir el Síndrome del Burnout es una necesidad en cualquier organización. Es tarea del líder prestar especial atención a sus colaboradores para detectar a tiempo este tipo de desgaste profesional. Como norma general, podemos anticiparnos a él si seguimos estos tres consejos:
- Equilibrar la carga de trabajo --> Es imposible hacerlo todo. La carga de trabajo debe repartirse adecuadamente entre todos los colaboradores para evitar la ansiedad y el estrés. Es decir, darle a cada miembro del equipo un cometivo adecuado para desempeñar su actividad de forma productiva.- Motivación --> El estado de ánimo de nuestros colaboradores no siempre se mantiene estable. El líder debe estar pendiente de esto para evitar que cunda la desmotivación en el equipo. Evitar trabajos repetitivos, pedir colaboración, crear nuevos retos... un equipo debidamente motivado es invulnerable al burnout. - Evaluación y plan de acción --> ¿Cuáles son los factores más estresantes en mi entorno de trabajo? Para responder a esta pregunta debemos evaluar continuamente las necesidades de nuestro equipo. La comunicación con los miembros del grupo nos permitirá identificar qué es lo que podemos mejorar para que cada trabajador de el máximo de sí mismo.
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