Hace ya algún tiempo hablé en este mismo blog sobre la oportunidad que suponían las nuevas tecnologías para el desarrollo del coaching, y como prueba de ello puse de ejemplo los smartphones. Estos dispositivos nos permiten acceder de forma inmediata a todo tipo de información, facilitando la toma de decisiones a corto plazo. Esto entraña un peligro, y es que esos inputs que nos llegan pueden a su vez generar ruido. La avalancha de datos que se desata pulsando un botón puede provocar justamente lo contrario a lo que deseamos: que de la multiplicidad de opciones surja la incertidumbre.
El mes pasado me topé con un interesantísimo artículo en El País, que definía los smartphones como 'armas de distracción masiva'. Los argumentos para tal afirmación residían en sus dos males inherentes: la influencia negativa en la capacidad de concentración del individuo y el 'miedo a perderse algo', fruto de la sociedad hiperconectada en la que vivimos.
Después de leer esto, me pregunté: ¿están verdaderamente ayudando las nuevas tecnologías a las personas? Me refiero por supuesto al desarrollo de habilidades, como la orientación a objetivos, la resiliencia, la comunicación o la toma de decisiones de la que hablábamos antes.
La conclusión a la que llegué es que, efectivamente, los smartphones en particular entrañan un riesgo si no sabemos controlar el flujo de información que nos llega. En el ámbito profesional, esto se traduce en pérdida de tiempo (y de atención). Una tarea rutinaria que podemos realizar en X segundos se concluye de forma menos productiva, precisamente por las distracciones ocasionadas por los dispositivos móviles y la multipantalla. Como psicólogo coach me encuentro con incidencias de este tipo muy a menudo en directivos, que deben realizar muchos informes, por ejemplo, y que tardan más de lo debido porque no saben filtrar todos los datos a los que tienen acceso.
Pero culpar a la tecnología de los errores que cometemos no es positivo. Debemos ser nosotros los que tomemos el control de los smartphones para hacer que trabajen para nosotros, no para que nos creen una dependencia. Utilizando las herramientas 2.0 de forma correcta podremos desempeñar nuestras labores de forma más eficiente, reduciendo el estrés y favoreciendo la innovación en los procesos.
Personas, organizaciones, resultados. Volvemos al tema recurrente de la productividad y de la consecución de objetivos. Cada individuo tiene unas metas que cumplir, a las que puede llegar poniendo en marcha acciones concretas. Éstas no tendrán el efecto deseado si el trabajador está estresado, si no puede tomar decisiones de forma correcta, si su tiempo y atención no están centradas en cosas que verdaderamente le aporten algo positivo.
Las herramientas 2.0 pueden ayudarnos a desarrollarnos profesional y personalmente, pero no debemos perder de vista la idea principal: en el binomio personas y tecnología, la parte smart debe ser siempre la primera, no la segunda.
Este es un sitio web personal sobre crecimiento personal y liderazgo para equipos, directivos y comerciales de Manuel García Palomo, psicológo y coach profesional colegiado.
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