Lunes, deporte de riesgo. Y si hablamos del primer día de trabajo después de las vacaciones, peor aún. ¿Por qué nos cuesta tanto volver a la rutina?
Veamos, la
Universidad de Navarra define el
síndrome postvacacional como una mala adaptación a la vida activa, algo que genera una serie de molestias en la persona. Los síntomas varían mucho de un sujeto a otro, pero en líneas generales percibimos problemas de falta de atención, poco ánimo, escasa concentración... Esto, en último momento, genera una gran frustración.
El problema no estaría solo en una
mala adaptación al entorno laboral después de las vacaciones. Puede que incluso existiera falta de motivación antes. Después de un período de relax, volver a la rutina se hace aún más cuesta arriba, como es lógico.
Para superar el síndrome postvacacional debemos elegir adecuadamente cuál es el mejor momento para tomarnos un descanso. Lo ideal es repartir las vacaciones, en lugar de concentrarlas en un mismo período. Lo que se intenta, en este caso, es que recuperemos el ritmo de trabajo de forma progresiva. En este sentido, volver a trabajar el día después de regresar de viaje sería una mala idea.
Las vacaciones tampoco tienen por qué ser un período de relax absoluto. Debemos reservar algunos momentos para nuestras aficiones, mantener la mente ocupada con alguna actividad que requiera un cierto hábito, un compromiso.
Vencer el síndrome postvacacional también es una cuestión de actitud. Si afrontamos la vuelta con optimismo, nuestra resistencia ante la adversidad será menor, y el período de adaptación a la rutina laboral será menor.